Pau Solá-Morales, director de la escuela EINA
Yo soy de una generación más joven, los hijos de los hijos del baby boom, y a nosotros ya no nos apelan los recuerdos de los primeros días del Flash Flash. Si acaso, son los recuerdos de nuestros padres y tíos.
Con los años, a medida que aumentaba nuestro poder adquisitivo, hemos ido frecuentado esos locales y descubierto su grandísima calidad. Ahora, las sucesivas restauraciones y mejoras han ido borrando paulatinamente ese pasado. Pero a cualquier conocedor de las modas, el interiorismo y la cultura de los años 60, el local le recordara esos momentos de atrevimiento y modernidad, plasmados en los sofás y las mesas de fórmica blancas, y las fotografías de la pared. Me pasaría horas admirándolo...
No es un local cualquiera, y sigue teniendo mucho de esa modernidad, que sus propietarios han ido reforzando con un servicio y una comida simple y de calidad. Esa es la marca de la casa.