El publicista Juan Campmany en El Mirador del Flash de 1995.

Xavier Mas de Xaxás - Una de las muchas señas de identidad de la calle Tuset eran las agencias de publicidad. Tándem era una de ellas. La dirigía Juan Campmany. Fue él quien descubrió el local donde está el Flash. Había conocido a Leopoldo Pomés en la agencia Tiempo, también en la calle Tuset. Pomés era director creativo y socio de Tiempo, la agencia que había creado Leopoldo Rodés, uno de sus grandes amigos.

Leopoldo le encargó a Campmany que le buscara un local en la zona de influencia de la calle Tuset para una tortillería que quería montar con Alfonso Milá. Fue así como dio con el almacén que había enfrente de un aparcamiento en la calle Granada del Penedès.

Campmany recuerda que uno de los grandes aciertos de Leopoldo y Alfonso fue no hacer publicidad del restaurante que acababan de abrir sino conseguir que los clientes se convirtieran en su publicidad. El cliente del Flash es alguien “a quien muchos quieren parecerse” –dice Campmany en esta entrevista- y no hay publicidad que pueda superar este gancho.

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El purgatorio de Quim Monzó

Quim Monzó tenía 18 años cuando abrió el Flash Flash. Estudiaba diseño en l'Escola Massana e inglés en una academia que estaba en Muntaner - Vía Augusta. Las chicas de aquel barrio alto tenían para él una belleza superior a las Sants y no tardó en descubrir que el Flash Flash era un gran lugar para admirarlas y verlas pasar. En este artículo confiesa que el Flash de aquel 1970 fue su catedral de San Pedro y también su purgatorio, la antesala al paraíso que luego se ganó por méritos propios.

"Article original de Quim Monzó- El purgatori, pas inevitable per assolir el paradís

Fa vint-i-cinc anys jo en tenia divuit. Era un noi de barri, criat amb austeritat proletària i que – pels diaris que devorava des dels tretze- tenia pel carrer Tuset i els seus voltants un respecte tan reverencial com el que deuen sentir els católics, pel Vaticà. Llegia el que al Tele/Exprés en deien Terenci Moix, Eugenio Trias, Jaume Perich i, sobretot, Joan de Sagarra. Per molt enrevessades que fossin les cròniques de les nits anteriors, jo en treia indefectiblement l'aigua clara i una conclusió: ja m'agradaria viure així i tancar Bocaccio cada nit.

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Mercedes Milá, en El Mirador de hace 25 años

Artículo original de Mercedes Milá, incluido en El Mirador del Flash, editado en 1995 - Rosario Gil Bhórquez trabajó durante 21 años en el Flash Flash como encargada de los lavabos y durante esos años no pidió la baja por enfermedad ni una sola vez. “Yo trabajaba en el Hotel Oriente y, entre otras cosas, hacía 20 o 30 camas de matrimonio al día, que era muy cansado. Lo del Flash era un trabajo mejor”.

Y poco a poco entre el cuidado de los lavabos, la atención al teléfono y el despacho de tabaco Rosario fue creando un mundo personal e intransferible en su relación con los clientes más diversos, que acabó convirtiendo al Flash en el centro de su vida. Hoy, a sus 71 años, esta mujer andaluza nacida en Medina Sidonia, en la provincia de Cádiz, ya está jubilada.

¿Cómo recuerdas ahora Rosario aquellos días locos antes de que se abriera el restaurante al público?

Huy, muchos nervios. Todos hacían todo al mismo tiempo y al final se juntaron los carpinteros con los pintores y lo manchaban todo. Yo les ayudaba y fregaba sin parar. Recuerdo el día que pusieron el papel con las muñecas y el día de la inauguración que entraba la gente por la puerta y yo todavía estaba con el mocho en la mano.

 



¿Cómo te explicaron cuál iba a ser tu trabajo?

Fue el Sr. Milá. Me dijo: Rosario, quiero aquí mucha limpieza y yo le dije que por eso no se preocupara, que eso no iba a faltar. Fíjate que he estado 21 años y todavía están los wáteres de cuando entré. Como la leche, los tenía blancos blancos como la leche, cuando me jubilé los wáteres estaban como llegados de la tienda… no sé ahora cómo estarán… porque yo cuando limpiaba metía bien la mano y tiraba continuamente de la cadena.

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1980. El Flash Flash cumple 10 años.

Por Francis Closas - El parking Tave es el anexo lúdico del Flash desde que en 1980 el diseñador Francis Closas tuvo la idea de montar allí la primera fiesta de aniversario. En aquella época recuerda que el aparcamiento cerraba el sábado por la noche y no volvía a abrir hasta el lunes, y el propietario nos lo cedió el domingo 28 de septiembre. “Disimulamos la entrada con unas telas y unos focos –explica Francis-.

 

 

Nada más cruzar este umbral había una fila de neveras industriales a la derecha con todas las bebidas. Colocamos la pista de baile en el centro y la iluminamos con los faros de siete coches de época. Desde un Aston Martin hasta un Seat 600. Detrás de la pista de baile construimos una tarima y allí se colocó la Orquesta Platería. Un poco más allá instalamos un piano blanco de cola. La fiesta la abrió el bailarín Cesc Gelabert, que acababa de regresar de Nueva York. Interpretó un número muy emocionante inspirado en el jazz. Deberíamos ser unas 400 personas y nos lo pasamos estupendamente hasta que pasada la medianoche los vecinos llamaron a la policía y nos obligaron a cerrar”. Era 1980. Hay cosas que no cambian.

Eduardo Mendoza. Crear un mundo imposible

Eduardo Mendoza no vio nacer al Flash Flash. Vivía en Nueva York, donde trabajaba de traductor en Naciones Unidas. Allá escribió La verdad sobre el caso Sabolta (1975), una novela que abre un nuevo frente en la literatura española, tanto por su estilo como por su temática, las luchas sindicales a principios del siglo XX.

En este artículo, escrito en El Mirador de 1995, Mendoza recuerda que el Flash era un referente para un emigrante como él, tanto por la oferta gastronómica como por el ambiente. “El Flash -escribe- siempre fue un oasis en aquella Barcelona que entonces estaba en la imaginación de muchos, pero a la vista de nadie”.

 

Fotografía de Eduardo Mendoza en el Flash Flash de Jordi Sarrá

Feliçment sóc una truita

Rescatamos algunos de los artículos incluidos en el periódico El Mirador del Flash, que se editó con motivo del 25 aniversario del Flash Flash. Un gran ejemplo es este artículo firmado por Joan de Sagarra.

"La premsa escrita també va voler donar testimoni de l'apertura del Flash. Com a mostra aquest article publicat al "Tele/Exprés" el 1970.

El fotógrafo Pomés nos ha obsequiado con una tortillería: "Flash", una blanca, lechosa, refrigerada, muy refrigerada y elegantísima tortillería en la que, con un poquitín de paciencia y unos cuantos duritos puede usted saborear una cantidad considerable de tortillas. Tortilla Sacromonte, tortilla excursionista..., muchas tortillas, casi un centenar de tortillas.

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