El homenaje a la fotografía de Emilio Lecuona
Cuando empezó a alejarse de la pintura y la escultura para caer en manos de la fotografía y el vídeo, el artista Emilo Lecuona no tenía una cámara con cara y ojos, y componía fotograma a fotograma. A esta cadena de imágenes le daba velocidad para obtener una composición animada. Ahora ha recuperado esta técnica para crear el vídeo de los 50 años del Flash Flash y el resultado es la sintetización de todo lo que el restaurante ha representado durante este tiempo. “Quería hacer un homenaje a la fotografía, que yo creo que es una de las esencias del Flash”, explica. “Las imágenes de mi composición pueden entenderse como los sustratos que explican la gran idea que es el Flash”.
Si algo le gusta a Emilio Lecuona es crear archivos visuales a partir de una idea, cuanto más simple y honesta, mejor. El Flash Flash es una de ellas, “una idea diez que demuestra la importancia del menos es más”.
Esta narrativa la compone en Lekuonastudio, un despacho de diseño especializado en crear escenografías visuales, ya sea para impulsar una marca o armonizar un espacio físico de convivencia o creatividad.
“Trabajo con el lenguaje universal del arte, que es mi aliado y maestro -dice-, y a partir de él construyo un concepto que tanto puede ser un local donde la gente tiene que confluir y trabajar, como una historia que sirva para explicar un producto”.
Lo único que Lecuona necesita para arrancar es “una idea que sea muy simple, real, pura y sincera”. “Si el proyecto tiene alma y no es estándar, me interesa”.
El Flash Flash es un proyecto que le hubiera gustado desarrollar. Opina que “el Flash no engaña porque es muy transparente” y, además, “tiene un alma inmortal. Aunque el restaurante tuviera que cerrar, su alma perduraría. El Flash Flash parte de una idea sencilla y limpia con la que se crea un lenguaje, una identidad propia, que es inimitable”.