En la cresta de la ola: El Flash Flash en la exposición del Ideal Centre d’Arts Digitals sobre la memoria fotográfica de Barcelona

Texto Xavier Mas de Xaxás / Foto Ideal Barcelona - No sé si ustedes sueñan en colores o blanco y negro, pero qué duda cabe que el blanco y negro infiere a nuestras memorias una pátina de realismo e intimidad que quizás el color no consigue.

La memoria fotográfica de Barcelona es obra de una decena de fotógrafos que supieron tomarle el pulso a una ciudad que entre los años cincuenta y setenta fue despertando poco a poco de un largo y triste letargo. Entre ellos figuran Leopoldo Pomés, Francesc Català-Roca, Xavier Miserachs, Oriol Maspons, Joana Biarnés y Colita. Los seis protagonizan la última exposición del Ideal Centre d’Arts Digitals, en el Poble Nou de Barcelona.

El plato fuerte de esta muestra es una catarata de imágenes en una sala de mil metros cuadrados. Veintisiete proyectores colocan las fotografías de estos artistas en las paredes y el suelo, incluso sobre los cuerpos de los espectadores. Seis bloques de cinco minutos, uno por fotógrafo, en un recorrido de media hora que se repite en bucle.

Las imágenes que nacieron en el mundo analógico han sido digitalizadas y magnificadas. Se han alterado hasta el extremo de darles movimiento, pero no se ha vulnerado su esencia. Este es el logro más importante de una propuesta que a los más puristas seguramente no les gustará.

A Colita, la última fotógrafa viva de aquella generación irrepetible, el montaje le entusiasma y afirma que sus colegas estarían tan contentos como ella de ver sus imágenes manipuladas de esta manera.

El recorrido nos coloca en la parte alta de la Diagonal en 1950, en la plaza Reial en 1965, en la Rambla en 1957, en el Somorrostro, el Born, la Barceloneta y el Raval. Nos lleva al Liceu, a ver a los Beatles, a pasearnos con Teresa por la portada de un libro que es un descapotable y también al Flash Flash.

El Flash Flash ha sido protagonista de muchos reportajes desde que abrió hace 50 años. Las fotos que Leopoldo Pomés le hizo a Karin Leiz para decorar las paredes del restaurante se han visto en muchas exposiciones. Es imposible entender a Pomés sin Karin y el Flash.

Sin embargo, ver al Flash Flash en este recorrido histórico por los lugares y momentos de la Barcelona de hace medio siglo, es un homenaje sin precedentes. No solo coloca al Flash entre los iconos barceloneses de una época, sino que lo convierte en el ejemplo vivo más notable de aquella Barcelona.

Todo lo que vemos en este flashback de medio siglo ha desaparecido o se ha transformado hasta el extremo de ser hoy irreconocible. Incluso monumentos como el de Cristóbal Colón (foto de Catalá-Roca) se leen ahora de una manera que poco tiene que ver con el orgullo colonialista que consolidó el franquismo.

Solo el flash de Karin sigue siendo el mismo y sólo él sigue iluminando todos los días de todas las semanas de nuestro presente. Todo pasa y solo el Flash permanece. Da un poco de vértigo porque lo natural es que todo termine, pero, al mismo tiempo, es una gran satisfacción. Es como estar con una tabla de surf en la cresta de una ola que crece y crece sin llegar a romper.