Alfonso Milá, el discreto y esencial segundo plano

 

Si Alfonso Milá y Lepoldo Pomés no hubieran sido amigos, no existiría el Flash Flash. Si no les hubiera gustado viajar y comer bien, lo que para ellos significaba, comer sencillo pero con elegancia, tampoco.

El Flash tampoco hubiera sido lo que es si Alfonso Milá no hubiera sido el socio de Federico Correa, una alianza de arquitectos complementarios que trabajaron mucho y bien, especialmente en Barcelona. El local de nuestro restaurante es un claro ejemplo.

El proyecto salió de la cabeza de Federico pero fue Alfonso quien, no solo lo perfeccionó, sino que lo hizo posible.

Su obsesión, por ejemplo, con el ruido, le llevó a investigar todo tipo de materiales para que un techo tan bajo como el del Flash absorbiera el sonido de las conversaciones. El resultado es impecable. Se puede hablar sin alzar la voz.

Era un perfeccionista. Sabía que la excelencia está en los detalles. Y vivía sobre este principio, que le servía muy bien en su profesión de arquitecto, pero asimismo para afrontar las tareas más cotidianas. Quienes lo vieron hacer una tortilla francesa no olvidan la pulcritud con la que terminaba de envolverla sobre sí misma. La forma debía ser perfectamente ovalada y la superficie quedar libre de cualquier arruga o impureza.

Mientras Federico Correa diseñaba los proyectos, Alfonso los ejecutaba. Le gustaba pisar la obra y encontrar allí soluciones que en el papel no habían surgido. El estadio Olímpico Lluís Companys de Barcelona o el museo Episcopal de Vic, por mencionar, dos edificios, incorporan las aportaciones de Alfonso Milá con la discreción que él procuró mantener siempre.

Siendo una persona muy empática y bromista, un gran imitador de animales, prefería mantener siempre un discreto segundo plano, rodeado y protegido por sus familiares y amigos más íntimos. No buscaba del estrellato, sino todo lo contrario. Era feliz viendo desde un segundo plano como la vida giraba a su alrededor.

Daniel, maestro de la luz

El logo del Flash Flash lo dibujó el gran realizador y productor de publicidad Francisco Daniel. Decimos dibujó porque está hecho con plumilla y tiralíneas, un trabajo de precisión con herramientas artesanales.

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La ‘teleputer’ de Jordi Vilajoana

Texto Xavier Mas de Xaxás -  En 1995, cuando el Flash Flash cumplió 25 años, Jordi Vilajoana iniciaba su carrera política de la mano de Convergència i Unió. Acababa de ser nombrado presidente de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió, cargo que ocupó hasta 1999. Luego fue conseller de Cultura, diputado en las Cortes, senador y conseller de Presidència, hasta que se retiró en el 2017.

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Los buenos periodistas

Por Xavier Mas de Xaxás - Hubo un tiempo, mucho antes del confinamiento, en el que los mejores periodistas, husmeaban la ciudad a partir de locales y rincones muy bien escogidos. Recuerdo, por ejemplo, a Jaime Arias explicando sus inicios en el vestíbulo del hotel Ritz de Barcelona. Pagaba una propina al botones para que le avisara si veía algún pez gordo y la verdad es que pescó bastantes, tantos que acabó reuniéndolos en un libro que escribió con su colega Juan Sariol. Lo titularon Los vimos pasar y por él desfilan el nazi Heinrich Himmler, los duques de Windsor, el mariscal Pétain, y la familia Rotschild, además de numerosos espías y medradores.

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Flash Flash cumple 50 años

Una vesícula biliar y una tortilla para la nueva Barcelona.

Por Xavier Mas de Xaxás - El Flash Flash existe gracias a la vesícula biliar que atormentó a un joven Lepoldo Pomés. Si no hubiera padecido esta grave dolencia, que le obligó a un estricto régimen de alimentos hervidos, Pomés no hubiera sido un obseso de las tortillas. Los médicos le habían prohibido los huevos y casi todo lo que a él le gustaba.

Fotografía de Outumuro

La pena por transgredir era un cólico hepático. Pomés sufrió varios y malvivió bastante entre los 20 y los 35 años, hasta que un cirujano le arregló por dentro y volvió a amanecer.

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Karin Leiz, cofundadora del Flash Flash

“Queríamos un restaurante en el que se respirara mucha libertad”

 

¿Cómo surgió la idea de crear el Flash Flash hace 50 años?

Leopoldo Pomés y yo éramos muy amigos de Alfonso Milá y su mujer Cecilia santo Domingo. La relación era muy bonita. Éramos muy amigos. Teníamos ganas de descubrir cosas, de poner ideas en común. Un fin de semana de Año Nuevo nos fuimos a Londres. Queríamos ir al mejor restaurante, pero estaba todo lleno, como es natural y acabamos cenando en el restaurante de un Hilton. Estábamos decididos a que aquello no nos amargara la noche. Fue muy divertido. Bebimos champán y empezamos a hablar de tortillas. Alfonso y Leopoldo eran adictos a la tortilla francesa.

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