Croma, el hijo moderno del Flash

Texto Xavier Mas de Xaxás / Foto José Hevia - Nunca es tarde para tener un hijo y mucho menos si apenas tienes 50 años. Ha sido ahora, en la cincuentena, cuando el Flash Flash ha decidido tener descendencia. El recién nacido se llama Croma by Flash y está en la Avinguda Diagonal 640 de Barcelona. Como suele pasar con los restaurantes, este es un hijo que ha nacido crecido.

Croma conserva todo el ADN Flash Flash pero tiene ideas propias. Su estilo también es diferente. El padre Flash, en la calle Granada del Penedés, es un clásico contemporáneo. El local, diseñado por Federico Correa y Alfonso Milá, inalterable desde 1970, ha vencido el paso del tiempo y ya siempre será un icono.

Ante las ganas de ampliar el negocio, lo más fácil para las familias Pomés y Milá, socios mayoritarios, hubiera sido clonar el Flash. Es lo que se hizo en Madrid en el 2008. Las franquicias funcionan así. Replican sin innovar.

Croma no es un clon. No lo es desde el punto de vista de la arquitectura y no lo es desde el punto de vista de la gastronomía.

Iván Pomés (Llamazares Pomés Arquitectura), autor del proyecto arquitectónico, es un gran funambulista. Camina sobre el alambre tensado de la historia sin titubear. Parte del Flash de 1970 y llega al Croma de 2020 sin perder el equilibrio.


Croma tiene las ventanas redondas del padre Flash pero no las tiene. Tiene las paredes decoradas con la intrépida y divertida reportera de siempre, pero aquí parece más joven y arriesgada. No solo se sube por las paredes, que no son blancas, sino que conquista también el techo de colores y nos mira desde arriba.

Al mismo tiempo, Croma mantiene dos características esenciales del Flash vintage: la horizontalidad y la comunicación entre mesas. El techo es igual de bajo y las mesas están colocadas de tal manera que sigue siendo muy fácil cruzar miradas y conversaciones. Al Flash siempre se ha ido a algo más que a comer y en el Croma pasará lo mismo. Será un ágora pero con copas. Copas de noche y copas de terraza.

Sí, el Croma ha encargado una terraza, que en Barcelona es como encargar un Mercedes descapotable a la fábrica de Stuttgart. Lleva su tiempo. Cuando llegue, habrá cola para darse una vuelta. Al padre Flash nunca le ha dado el aire. El Croma podrá tomar el sol y la luna.

La carta tiene aperitivos, tortillas, ensaladas, pastas y hamburguesas. Pero también hay arroces, tiraditos y ceviches. La hamburguesa Flash es una de las pocas concesiones al padre Flash, como lo es el mostrador de pasteles que recibe al cliente nada más cruzar la puerta. El resto es innovación y buen gusto, no sólo estético sino también de paladar.

La hamburguesa Croma, por ejemplo: Carne de lomo alto con una maceración secreto de la casa que nos recuerda a la elegancia del Café de París.

Fuera de la carta, sólo para los muy carnívoros que logren convencer al maitre y al chef de sus perversas intenciones, está la hamburguesa Pulp Fiction. Es el mismo lomo alto, cortado a cuchillo, un cuchillo de acero muy afilado, con el autógrafo del mismísimo Quentin Tarantino en el filo. Samuel L. Jackson y John Travolta ya la han probado. Usted es muy probable que no tenga tanta suerte.